domingo, 1 de mayo de 2016

Desertificación- Perdiendo nuestro suelo


¿Qué es la desertificación?

Cuando piensa sobre el origen de la comida que nosotros consumimos, siempre nos dirigimos a dos lugares: el suelo y el agua. Ya sea por organismos que se crean en éstos por los nutrientes contenidos dentro de éstos o por los organismos que a su vez se encargan de comer a éstos y que finalmente, son consumidos por depredadores terciarios o por el ser humano mismo.

Es alarmante saber que en la Tierra en éste preciso momento la zona desértica está arrastrando con las áreas de cultivo fértil. Si en un futuro, se sigue descuidando este proceso natural y podríamos llegar al extremo de quedarnos sin plantas ni organismos qué consumir; llegando así a una probable muerte por inanición.


La imagen anterior es del desierto de mayor extensión del mundo (4000 kilómetros), el Desierto del Sahara, en África. Éste desierto convive a diario con el Río Nilo y últimamente se ha transformado en una de las principales preocupaciones del gremio científico contemporáneo, ya que recientes estudios han confirmado que cada día que pasa, el desierto va cubriendo gradualmente porciones de tierra fértil, creando pérdidas no sólo ecológicas, sino también económicas para todos los granjeros o agricultores que buscan ganarse la vida con sus cultivos mudándose constantemente.

Sería muy egoísta decir que sólo es un problema que concierne a los habitantes de África, pero cada país que contenga un desierto dentro de su territorio debe de estar atento a la evolución de éste fenómeno de la naturaleza; incluyendo nuestro lugar de residencia: México.
La ONU desde 1994 ha estado bastante preocupada por estrategias inteligentes para poder erradicar éste problema, teniendo como miembros participantes de éstas a más de 180 países.
Durante los análisis de la ONU, se ha descubierto que aproximadamente mil millones de habitantes son afectados hoy en día por la desertificación; es decir, aproximadamente 8 veces la población de México sufre de éste mal.
Inclusive, aún un país sin desiertos puede sufrir de una futura desertificación si hay cambios tan drásticos en las temperaturas de éste. Con el cambio drástico de la temperatura, habrán alteraciones también en el nivel de precipitaciones anuales, generando el fallecimiento de seres vivos y cambios en el pH de los terrenos aledaños.
Sin embargo, no todo es dramático como parece: todavía hay diversas soluciones para éste problema: un grupo de científicos chilenos (habiendo hecho cultivo de cebollas en la zona más caliente del Atacama), la empresa del egipcio Ibrahim Abouleish (habiendo logrado hacer cultivos aún en el árido Sahara) y las alternativas del desierto de Neguev nos dan una pauta que hay que seguir (Grandes plantíos israelitas que están hechos a base de agua y arena).


  



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