viernes, 6 de mayo de 2016

Pérdida de la Biodiversidad

La biodiversidad, como se mencionó previamente en otra entrada anterior de éste Blog Ecológico, es la diversidad de especies vegetales y animales que viven en un espacio determinado.
Esa diversidad genera abundancia también en cuanto a recursos naturales se refiere, y esa abundancia en recursos naturales, si no es regulada adecuadamente esa abundancia en recursos naturales, suele salir un vicio humano: la avaricia.
La avaricia, que define la Real Academia Española como un "afán de poseer muchas riquezas por el solo placer de atesorarlas, sin compartirlas con nadie". En éste caso, atesorando los recursos naturales y dañando ecosistemas enteros para la obtención de éstos o creación de espacios públicos o privados para seres humanos.

Las personas avaras, principalmente algunos grupos de empresarios o políticos, prefieren poner en peligro la biodiversidad con tal de ganar dinero, sin pensar en las consecuencias futuras que ésto pueda suponer para cualquier comunidad en el futuro. Inclusive, seguramente les afecte a ellos y a sus familias el sobreuso de recursos, ya que están agotándoselos por ganar dinero y cuando se extingan, puede que su capital también lo haga.

En un ámbito local, México forma parte de un escaso grupo de países que se llaman "megadiversos", junto con otros once países, como lo son: Colombia, China, Ecuador, India, Australia, Estados Unidos, Congo, Perú, Brasil, Madagascar y Malasia.
Ésta categoría quiere decir que éste grupo de países tienen una abundante biodiversidad, que los lleva a tener solamente ellos el 70% de las especies habitantes de nuestro planeta. Y más específicamente, se dice que México posee un 10% de las especies totales que existen en el mundo.
Sin embargo, como se mencionó anteriormente, no todo es "miel sobre hojuelas", últimamente han habido atentados claros contra la biodiversidad mexicana. Hechos cotidianos como la tala de árboles hasta fenómenos más conocidos como la reciente destrucción de las 57 hectáreas de los manglares de Tajamar nos dan una idea de cuán importante es el interés económico sobre un regalo tan valioso como lo es la megadiversidad de México. Destruir 57 hectáreas irrecuperables de manglar por un capricho estúpido de un malecón, sin lugar a dudas nos da un claro ejemplo sobre lo oscura que puede llegar a ser la avaricia humana.

Como decía el chiste con Dios de protagonista, "déjale todos los recursos a los mexicanos, que al final ni los van a saber aprovechar".

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